Ojalá que llueva café: Fin de semana gastronómico rural

Este fin de semana me invitaron a pasar unos dias en una finca "cerca de Medellín", en la zona conocida como Eje Cafetero. Pongo cerca en comillas porque está a unos 150 km pero en coche tardas casi 5 horas, con eso os hacéis una idea del estado de las carreteras colombianas. Y ya si les digo que hay 2 peajes seguramente no me creerán.

Las familias colombianas son muy hospitalarias y acogedoras, se encargaron de que probase todo tipo de comidas de la zona, que Don Camilo nos preparaba con mucho esmero. Yo pensaba que mi abuela era exagerada con la cantidad de comida pero al lado de esta gente se queda en nivel principiante, por supuesto en calidad gana ella con creces, sin desmerecer la colombiana. Comenzamos con la morcilla, lleva arroz y es muy parecida a la que se puede comer en España, con la diferencia de que aquí la toman hasta para desayunar. Ésta iba acompañada de vísceras fritas, que no probé porque no me atrevo, papas asadas y yuca. Otro plato muy bueno es el sancocho, una sopa con carne que se toma con plátano (conocido aquí como banano, ya que tienen muchos tipos de plátanos que siempre acompañan los platos en el almuerzo).

Sin embargo lo mas delicioso que he probado aquí hasta ahora fue el tamal. Consiste en una masa de maíz con papas, zanahoria, guisantes, pollo y costilla que se envuelve en hojas de palma y se cocina al baño maría durante horas. Hasta me enseñaron a prepararlos como muestran las fotos.

Muchas otras cosas como arepa de chócolo con quesito (riquísima), ochentaduros (una fruta que se toma con miel o con sal y parece arena), guayaba manzana, jugo de mandarina, migas (revuelto de huevos con arepa), cholao (macedonia de frutas tropicales con leche condensada y milo, típica de Cali), y un largo etcétera completan el fin de semana gastronómico en Irra. Mientras los colibríes danzaban alrededor por el día y las chicharras y los grillos cantaban por la noche, pasamos el tiempo entre risas y charla donde pude aprender un poco más de las costumbres de este país. Y que no falten las noches jugando al tren mejicano, una variante del dominó más divertida, que me costó 3 días ganar una partida.

Os dejo fotos de algunas comidas y mi arte preparando tamales