martes, 3 de septiembre de 2013

Cartagena de novela

"El amor en los tiempos del cólera" es uno de mis libros favoritos, el primero que leí de Gabriel García Márquez y el que me descubrió a este gran escritor.  Hasta ahora no sabía qué era lo que más me atraía de él,  pero tras visitar Cartagena de Indias lo entendí.  La historia no hubiera sido la misma sino se hubiera ambientado aqui, y es que cuando entras en la ciudad amurallada la realidad se mezcla con la ficción.

El cartagenero es alegre y charlatán y te contará todo tipo de milongas para que le compres algo o simplemente porque le apetece hablar. Pasear por las calles y que te persiga un chico tocando la guitarra, que te acompañen arrastrando una bici y contandote la vida, entre piropos y risas, solo ocurre en Cartagena.
La ciudad cambia con la luz, no se decir cuando es más bonita,  sólo recomiendo pasear a todas horas. Las casas del centro, donde vivían las familias más adineradas, son grandes y con balcones de donde cuelgan flores. Las casas de San Diego,  de clase media en tiempos coloniales, son pequeñas y con ventanales, todas tienen un encanto especial. No es de extrañar que surgieran historias como la de Fermina y Florentino entre los secretos que guardan las paredes de éstas.
Cuando cae el sol, el paseo por la muralla,  entre los apartamenticos para enamorados (donde entran dos y salen tres según me contaron), es algo excepcional.  Es la hora de tomar una cervecita en el Café del Mar mientras ves a un lado los edificios modernos de Bocagrande, al otro las casas coloniales, y en frente una puesta de sol en el mar inolvidable. 
Ya de noche tomo un coche de caballos,  manejado por Jaider, que me va contando las historias de la calles, cada calle un nombre y cada nombre una historia, mezclado con los piropos y zalamerias de éste.  A mitad del paseo me deja subir a su lado y llevar el caballo, que está bien enseñado y ya conoce el trayecto. Me reí mucho con esta manera de conocer la ciudad pero tras media hora termina el paseo y es hora cenar.
Ceno en la Trattoria Cevichería Wippy, donde tomo carne guisada al estilo mediterráneo acompañada de un toque tropical, arroz de coco. Y de postre una tarta de chocolate con helado deliciosa. Hacía tiempo que no comía tan bien. Me voy al hotel,  pero antes paso por el portal de los dulces para comprar unas tipicas cocadas variadas que llevaré al laboratorio.
Me hospedo en Casa India Catalina, un hotel en el centro que tras su portalón esconde un patio con piscina.  La cama es comodisima y me quedo dormida enseguida,  que al día siguiente toca volver a Medellín.
Paseo nocturno en coche de caballos
Parada tetécnica para un cambio de aceite
La alcaldía
Baluarte de Santo Domingo
 La catedral al fondo

Cañon de la muralla
Catedral
Museo del Oro

En plaza Bolívar jugando al Ajedrez
Palacio de la Inquisición
Calle de los estribos

Calle del centro
Calle de San Agustín
Puesta de sol
Palmeras en el atardecer
Calle de Don Sancho
Teatro Heredia
Paseando por la ciudad
Casa de  Pedro de Heredia fundador de Cartagena
Calle de San Diego
Iglesia de Santo Domingo
Esquina en la Plaza de Santo Domingo 
Calle de Santo Domingo
Vista de Cartagena desde la Bahía
Castillo de San Felipe
Calle de Ayos
Jaider
Café del Mar

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