
Después nos vamos a la costa del pacífico, a la playa de Malibu, donde nos quedamos a pasar la noche en casa de mis primos, en un lugar idílico y casi virgen, donde pude probar los mamones ( una fruta tropical con una corteza que parece un erizo y el interior recuerda a la uva) mientras observaba las montañas desde la piscina. Por supuesto tenía que probar el agua del océano y me llevaron a ver la playa interminable, casi desierta. Y el agua es más caliente que la del mediterráneo.
El día terminó con una tortilla de patata y sesión de cine en casa, un día de relax absoluto y me quedé con ganas de pasar más días y visitar este país que, aunque pequeño, tiene muchas cosas que ofrecer.
Ana,los relatos en el blog son fantásticos. Esperamos todos los días para ver si hay nuevas entradas, para de esta forma seguir tu estancia en esas tierras tan lejanas. Un beso
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